14 mayo 2011

Ay amiga, me haces bien

¡Habrá oído el chiste que dice que Dios hizo al hombre como ensayo y luego mejoró su obra haciendo a la mujer. (No se moleste usted, señor. Acuérdese, es un chiste.)

El chiste me sirve de entrada para hablar de un artículo que leí hace poco sobre un estudio realizado por dos investigadoras de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles) centrado precisamente en conductas típicas de la mujer.

Todo mundo sabe que a las mujeres les encanta andar juntas, se platican todo y parecen saber vincularse mejor entre ellas que en el caso de la amistad que establecen entre sí los hombres. Para la mujer, nuestras amigas definen en buena medida quiénes somos, nos tranquilizan y satisfacen necesidades emocionales que muchas veces no satisface nuestra pareja.

Pero resulta que hay más trasfondo en la amistad entre mujeres, ya que el estudio de la UCLA apunta que la amistad que se da entre ellas puede contrarrestar los efectos dañinos del estrés de la vida moderna.

Hasta ahora la mayoría de los estudios sobre el estrés han tomado como estándar al hombre, cuya respuesta típica a una situación estresante es la de luchar o huir, la cual se generalizó a todo ser humano, independientemente de su género.

En cambio, gracias a este estudio, todo parece indicar que la mujer libera la hormona oxitocina que limita esta respuesta para permitirle cuidar a sus críos y reunirse con otras mujeres; es decir, la respuesta es la de “cuidar y amistar”, lo cual a su vez vuelve a estimular la producción de oxitocina que contrarresta el estrés y produce un efecto calmante.

Esto, naturalmente, tiene implicaciones positivas en nuestra salud: los vínculos sociales reducen los riesgos de salud al bajar la presión arterial, el ritmo cardiaco y el colesterol.

Así que, señor, cuando vea que su mujer habla con sus amigas, tome nota y aprenda porque es posible que también usted alargue su vida si se da tiempo de vincularse de modo más profundo con sus amigotes.

Observe a su mujer y sus amigas. Su relación es más honda y significativa, más del corazón. Y usted, amiga, ande, llame a sus comadres. Invítelas a tomarse un cafecito o un chocolatito. Hablen de los hijos. Dense un abrazo. Es bueno para la salud.

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