29 abril 2012

#10 - Querida Peggy: Tu Cara, mi Valentina

Querida Peggy: Después de ver a tu Cara en su hermoso vestido largo para su fiesta de graduación de la preparatoria (prom), me puse a pensar en mi niñita y el recorrido que está por comenzar este otoño cuando empiece la prepa (high School).

Debo admitir que todo lo relacionado con la high school me confunde y pone nerviosa. En Estados Unidos yo cursé de primero a quinto año de primaria y un poco de séptimo grado. Eso es todo. Después de eso pasaba los nueve meses del año escolar (o menos si mis padres lo podían negociar) en México.

Por eso fue que me sorprendió descubrir que lograr formar parte del llamado Drill Team es visto como algo notable. Para serte franca, apenas es que comienzo a familiarizarme con términos como drill team, varsity y anexos, habiendo no tenido yo ninguna experiencia o conocimiento directo sobre ellos.

Para mí, mi equivalente preparatoriano en México fue de lo más difícil (al principio) y una  experiencia de lo más maravillosa (al final).

En la prepa recuerdo encuentros (no académicos) importantes: el cigarro, la cerveza y bebidas alcohólicas más fuertes, el “agasajo” o contacto sexual, y la tentación de consumir estupefacientes y otras posibilidades no sanas pero seductoras.

En general, yo fui una muchacha callada y buena.  Sí, probé los cigarrillos y el alcohol, practiqué el “agasajo” de un modo más bien tímido e inadecuado con aquel muchacho que fue mi primer marido, pero nunca probé la “mota” ni demás posibles acompañantes más peligrosos.

Me pregunto cómo es esta experiencia de la high school ahora en Estados Unidos, una high school como a la que asistirá mi Valentina. Me pongo a imaginar y le digo que seguramente tendrá que tomar decisiones difíciles que por no estar a su lado, yo no podré tomar por ella. Le digo que se va a ver expuesta a conductas que consideramos inmorales e incorrectas y otras que de plano serán ilegales. Ella cuenta con mi confianza y con mi amor porque creo que es una chiquilla razonable que se ha impuesto altos estándares morales para sí misma. Creo que tendrá que alejarse de algunas cosas, como el agasajarse en público cuando este debiese ser un comportamiento altamente privado que no se realiza para que otros lo prsencien. Verá y escuchará que muchachos y muchachas hacen cosas totalmente inapropiadas pero que yo espero ella les sepa dar la espalda y alejarse sin mirar atrás.

Bueno, yo sé que probablemente ya has discutido y escuchado de estas cosas por tu Cara que ya pronto saldrá de esta fase de su vida para entrar a su  fase de “joven adulta”. Me preguntaba si Cara no tendrá algunos consejos que pudieran ayudar a que Valentina, la novata, evite los baches más obvios y los obstáculos culturales de la high school que muy pronto habrán de compartir.

13 abril 2012

#9 - Mis libros: Carry the One de Carol Anshaw


Admito que estaba un poco distraída cuando empecé a leer este libro. Lo compré impulsivamente para mi Nook. Después de leer las primeras 15-20 páginas, tuve que volver al principio y recomenzar porque no podía mantener en claro a los personajes y sus relaciones. Una vez que lo logré, de verdad que disfruté esta novela.

El título tiene que ver con la aritmética y la suma, cuando tienes que “llevar el uno” a la columna izquierda para proceder con la suma. En el caso de esta novela “el uno a llevar” es una preadolescente, Casey, muerta por un auto lleno de jóvenes drogados y borrachos, descuidados después de la recepción de una boda en la que la novia vistió de rojo. Como es el caso cuando sé es joven, no hay conciencia cabal de cómo esta tragedia puede, lo hará y marcará el resto de sus vidas.

La narrativa se centra en tres hermanos, claramente inteligentes: Carmen (la novia, activista social y madre de Gabe, uno de los personajes menores), Alice (una pintora cuyas obras le ganan fama y fortuna) y Nick (un astrofísico lleno de promesa que vive prisionero de y sucumbe a sus adicciones).

Seguimos la vida de esta tres personas y la gente que les es importante en el curso de 25 años y vemos cómo no pueden o no quieren perdonarse a sí mismos por haber estado en el coche que mató a Casey. No pueden encontrar la redención ni el autoperdón a través de su trabajo, sus logros, las relaciones que establecen a medida que crecen y maduran. Son incapaces de identificar y asirse a las ventanas de gracia que se les van abriendo en la vida. También viven sin ningún sentido espiritual/religioso de fe que los pueda auxiliar para soltar la culpa y darle un intento a la felicidad (la felicidad, me pareció, es como una ofensa por la tragedia que los vincula).

Anshaw escribe con claridad y con precisión y con hermosa y sagaz humanidad. Pude valorar la forma en que entreteje sin enjuiciamientos  temas con los cuales no todos se sienten cómodos, digamos, la homosexualidad. Otro tema discutido con naturalidad y sin aspavientos es el consumo y abuso de estupefacientes y el vacío que genera, la falta de dirección cuando no puedes más que asirte a la vida para no morir (o para asirte al siguiente toque, sorbo o trago, como en este caso).

Y esa chiquilla, por tanto tiempo muerta es un elemento constante y presente en nuestra lectura. Alice la pintora ejecuta una serie de óleos en donde figura la pequeña Casey vistiendo las prendas que llevaba puestas cuando murió pero como si hubiese crecido y vivido su vida. Nick visita a la familia cada año, como en peregrinación (al final la madre de Casey puede finalmente hacer las paces con él). Carmen se mete de lleno a sus causas y a su activismo social.

La persona que desaparece pronto es Olivia (la entonces novia de Nick) y la que manejaba el coche aquella fatídica noche. Olivia reaparece hacia al final para formar parte de una de las escenas que me parecieron más conmovedoras de la novela y que tiene que ver con un sueño y una superficie resbalosa.

Los personajes de Carry the One son un desmadre y viven una vida desmadrosa. Pero acaso, pobres seres humanos, ¿tenemos más alternativas? Me temo que no.

02 abril 2012

#8 - Mis películas: La Délicatesse

NOTA: Ay, pobre de mí. Mi rutina de escribir en mis blogs se ha visto trastornada porque en “Trust Me” no he podido “postear” nada desde hace como tres semanas. Les escribí a los de Blogspot y no me respondieron. Claro, esto significó que no me acercara a mis “Cotidianas”.  He hecho el ánimo de invertir el orden y seguir con las “Cotidianas”, blog que parece no haberse visto afectado. Me quedo con la esperanza de que tal vez en algún momento se haga un “reseteo” en “Trust Me” y pueda recuperar mi rutina. (Suspiro que de mí sales…)

Mis películas: La Délicatesse
Audrey Tautou, François Damiens
Dirección: David Foenkinos, Stéphane Foenkinos

Disfruté esta película, porque supongo que uno nunca deja de ser lo que siempre ha sido: una cursi. Me pareció dulce y verosímil, si bien en algunas muy contadas ocasiones un poco colgada pero no como para influir en mi deleite por la cinta.

Es una historia de amor o de dos amores, los dos ciertos y profundos, uno, el de la juventud, el ideal, el primero, el que siempre se da lleno de magia inesperada, cuando la cursilería tiene más melcocha pero el alma la digiere de lo mejor. Se trata de Nathalie y François que se enamoran y casan y viven el amor pleno y satisfecho de sí mismo. Una tarde François sale a correr mientras Nathalie se queda leyendo y al rato viuda.

Uno puede imaginar la profundidad del dolor que causa la ruptura inesperada de lo que es la fuente de tu alegría y de lo que da significación a tu vida; el llegar a un departamento vacío, sin él, con su ropa, su computadora, sus olores aún filtrándose por cada recoveco de ese espacio por dos compartido.

Nathalie no encuentra otra salida que meterse con cada molécula de su ser a la chamba. Me parece que así quiere darle espacio al dolor y tal vez no sentirlo tan a flor de piel y tal vez no sentir que bien podría morirse sin François. Sus padres y amigos se preocupan pero también saben que no hay nada que puedan hacer, ni ellos ni nadie; saben que este terreno es exclusivo de Nathalie, que lo más que pueden hacer es esperar en la periferia para cuando ella pueda salir de allí.

Pasan tres años de viudez y Nathalie lanza un anzuelo sin pensarlo bien que un colega sueco, Markus, se lo traga perplejo para acabar totalmente prendido de Nathalie. Markus tiene el “don” de pasar por desapercibido, de parecer un pusilánime, puesto que no es apuesto en el sentido de “galán de película de amor”, se ve neurótico; es hombre de pocos amigos, parco. Como decimos en México, posee las tres “fs”: feo, fuerte y formal. Tiene el corazón abierto a lo que la vida le ponga enfrente y resulta que la linda Nathalie se le planta con cierto aplomo enfrente y él no la quiere soltar. Yendo más allá de la apariencia, Markus resulta un tipo inteligente, sagaz, con sentido del humor, dulce, gentil y considerado.

En esos tira y aflojas que se van dando entre ambos, Nathalie comienza a tomar nota de la sensibilidad, seriedad y profundidad de lo que Markus le plantea y ofrece.

Sin embargo, está la percepción de mediocre que se tiene de Markus y aunque Nathalie parece no darse cuenta, los demás sí; lo confunden, no lo reconocen, lo ignoran, hasta se mofan de él.

Por fortuna Nathalie es una mujer sensible que se percata de lo valioso que es Markus y apuesta por él.

El final me pareció muy conmovedor, cuando en off, se oye a Markus decir que se va a quedar allí, en el centro de todas las versiones de Nathalie que se ha podido imaginar desde que la conoce.